El primer ministro turco Recep Tayyip ErdoÄŸan y su homólogo japonés Shinzo Abe firmaron oficialmente el martes en Estambul el acuerdo para la construcción por parte de Japón de la segunda central nuclear de Turquía, que estará ubicada en la provincia de Sinop, en la costa del Mar Negro.
El acuerdo firmado por Abe aprovechando su visita a la metrópolis turca para inaugurar el túnel subacuático Marmaray que conecta Asia y Europa bajo el Estrecho del Bósforo -y construido por un consorcio de empresas turcas y japonesas- está valorado en 16.000 millones de euros y supondrá la construcción de una planta de 4.800 megavatios de capacidad por un consorcio franco-nipón, formado por la firma francesa Areva y la japonesa Mitsubishi, que el pasado mayo se adjudicó las obras tras un concurso público.
Durante una rueda de prensa conjunta ofrecida por ambos mandatarios tras la inauguración el martes -coincidiendo con el 90º aniversario de la proclamación de la República Turca- del que ha sido bautizado como el túnel submarino más profundo del mundo -situado a 62 metros bajo las aguas del Bósforo-, ErdoÄŸan aseguró a los periodistas que al igual que en el túnel Marmaray, en la construcción de la central nuclear de Sinop se emplearía la última tecnología para minimizar los riesgos.
"Sabemos que es imposible decir algo como 'nunca habrá accidentes'. Incluso aunque sea uno entre un millón, ese peligro, un accidente, podría ocurrir, y es imposible ignorar esto", dijo el primer ministro turco comentando los riesgos de la energía nuclear y el recuerdo del reciente desastre en Fukushima, dado que Turquía -como Japón- es también un país de elevada sismicidad.
"No hay inversiones sin riesgo, en ningún campo. Pero cualquier empresa, cualquier compañía, debe adoptar el 100% de las medidas de seguridad... Es más, creo que Japón pondrá la tecnología más avanzada en las obras que llevará a cabo conjuntamente (con Francia) en la central nuclear de Sinop. Esto es algo necesario tanto para Japón como para Turquía", subrayó ErdoÄŸan.
La primera central nuclear del país euroasiático está siendo ya construida por la firma estatal rusa Rosatom en la provincia mediterránea de Mersin. El primer reactor de la planta de Sinop está previsto que entre en funcionamiento en 2023, aunque la central no estará a pleno rendimiento hasta 2028.
Pese a contar con la oposición de buena parte de la opinión pública y de organizaciones ecologistas, el gobierno turco tiene planes para construir en principio un total de tres centrales nucleares para reducir la dependencia energética de Turquía del exterior y cubrir su creciente demanda de electricidad.
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