El Banco Central de Turquía (TCMB) sorprendió este jueves con una bajada drástica de los tipos de interés de hasta 200 puntos básicos, el doble de lo esperado por los analistas, tan sólo unos días después de que la entidad cesara a varios miembros que, según algunos medios, estarían en contra de la política de recorte de tipos que defiende el presidente turco, Tayyip Erdoğan.
En un comunicado emitido tras la 10ª reunión de su Comité de Política Monetaria (PPK) en este año, el Banco Central anunció su decisión de recortar la tasa de interés de referencia a una semana del 18% al 16%, reconociendo no obstante que de aquí al final de año queda poco margen para nuevos recortes debido a lo que calificó como una presión “transitoria” en los precios de los alimentos, la energía y otras importaciones.
El recorte de tipos anunciado es el doble de las previsiones más atrevidas de los analistas, que habían previsto en su mayoría una bajada de entre 50 y 100 puntos básicos, a lo sumo, mientras que otros economistas consultados sostenían que la entidad turca no llevaría a cabo nuevos recortes.
La lira turca, ya golpeada cuando la semana pasada se produjo la destitución de un vice gobernador del Banco Central Turco, reaccionó adversamente al anuncio perdiendo inicialmente hasta un 3% de su valor frente al dólar para, posteriormente, recuperarse parcialmente. El gobernador del Banco Central, Şahap Kavcıoğlu, ha negado sin embargo los rumores sobre las razones tras las destituciones de la semana pasada, asegurando que no hay problemas internos en la entidad.
La drástica bajada de tipos de interés anunciada por el Banco Central Turco sorprende especialmente después de que el pasado septiembre los precios en Turquía batieran nuevos récords, con la inflación alcanzando el 19,58%, haciendo difícil alcanzar la propia previsión de inflación del TCMB para finales de 2021, que se mantiene en el 14,1%. La entidad presidida por Kavcıoğlu sostiene sin embargo que una política monetaria estricta con altos tipos de interés limita el crédito y la demanda interna, con un impacto mayor del previsto en los préstamos comerciales y un freno al crecimiento de la economía.
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