Gran parte de los funcionarios de Turquía secundaron el miércoles una huelga general convocada por los principales sindicatos del sector después de que las negociaciones sobre el convenio colectivo entre las tres organizaciones sindicales que representan a los trabajadores públicos del país y el gobierno fracasaran durante el fin de semana.
Los sindicatos convocantes habían anunciado que el incremento propuesto por el ejecutivo del AKP, del 3,5% durante la primera mitad del año y del 4% durante los seis meses restantes, resultaba del todo insuficiente para mantener el poder adquisitivo de los trabajadores, especialmente con unos datos de inflación que se mantienen en torno al 10% desde finales de 2011.
La huelga consiguió paralizar buena parte del transporte público por ferrocarril en ciudades como Estambul, causando graves transtornos a los viajeros que se dirigían a sus lugares de trabajo, y obligó al cierre de muchos colegios y consultas médicas a lo largo y ancho de todo el país porque muchos profesores y médicos no acudieron a sus puestos de trabajo. Hubo así mismo manifestaciones de los empleados públicos en ciudades como Estambul e İzmir (Esmirna), así como en la capital, Ankara.
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