Nueve personas fallecieron en la mañana del lunes en la provincia de Elazığ, en el este de Turquía, después de que un minibús que transportaba trabajadores agrícolas fuera arrollado por un tren, en el primer gran accidente de este tipo en una época del año en que se dispara la demanda de trabajadores estacionales del campo y también este tipo de siniestros, habitualmente por incumplimiento de las normas de seguridad.
El tren, que cubría la ruta desde el distrito de Tatvan -en la provincia de Bitlis- hasta Ankara, chocó contra el minibús en un paso a nivel en la localidad de Yurtbaşı, situada a las afueras de la ciudad de Elazığ. Según informaron medios turcos el minibús transportaba trabajadores agrícolas, entre ellos cuatro ciudadanos sirios, que se dirigían a unos invernaderos de la población.
El tremendo impacto provocó que tres de los ocupantes del vehículo salieran despedidos y que el minibús fuera arrastrado por las vías a lo largo de 400 metros, según confirmó el alcalde de Elazığ, Murat Zorluoğlu, que acudió al lugar del accidente para conocer de primera mano los hechos. Las informaciones señalan que el paso a nivel carecía de barreras o de señales de advertencia.
Uno de los pasajeros del minibús que salió despedido fue encontrado con vida por los servicios de emergencia que acudieron al lugar pero en estado grave, siendo trasladado de urgencia a un hospital de Elazığ. Entre los restos del vehículo se encontraron los cuerpos sin vida de cinco personas, mientras que dos más fueron trasladadas heridas al hospital pero fallecieron posteriormente. Las autoridades locales confirmaron que cuatro de las víctimas eran refugiados sirios que vivían en Elazığ, y que se habían unido a un grupo de trabajadores turcos que se dirigían a unos invernaderos para obtener ingresos durante el verano.
Se trata del peor accidente de tráfico con trabajadores temporales agrícolas desde que en julio del año pasado otras 15 personas fallecieran en la provincia de Manisa, en el oeste de Turquía, en la colisión de un camión y una camioneta en la que viajaban las víctimas, la gran mayoría de ellas mujeres que se dirigían a trabajar en la recogida de la uva en unos viñedos cercanos.
La cuestión de la seguridad en este tipo de desplazamientos llevó a la creación de una comisión en el parlamento para investigar los problemas que afrontan los trabajadores estacionales del campo, y que señaló la necesidad de prohibir que éstos viajen en la parte trasera de los camiones y furgonetas; sin embargo, la mayoría de ellos siguen viajando apiñados de esta forma para reducir los costes de transporte, poniéndose en riesgo su seguridad.
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