Los habitantes de un pueblo turco próximo a la frontera turca han vuelto a denunciar la práctica ilegal que llevan a cabo las autoridades griegas de obligar a los inmigrantes que cruzan ilegalmente su frontera a regresar a Turquía, tras la aparición de otro inmigrante muerto de frío con las ropas aún empapadas.
Según informaron medios turcos, el incidente se habría producido en la noche del miércoles, cuando el cuerpo sin vida de un inmigrante sin identificar fue encontrado en un campo de arroz próximo al pueblo de Adasarhanlı, situado a escasos kilómetros del río Meriç que sirve de frontera natural entre Grecia y Turquía, en el cuarto suceso de este tipo que se produce esta semana.
Las primeras investigaciones apuntan a que la víctima falleció de hipotermia debido a las bajas temperaturas en la región, que llegan a alcanzar durante la noche los -6 ºC; además su cuerpo presentaba lesiones que indican que permaneció durante un período largo de tiempo en el agua.
Todas las sospechas apuntan a que el fallecido es un inmigrante ilegal que fue obligado por la guardia fronteriza griega a cruzar de nuevo el río en dirección a Turquía, una práctica que se conoce como “devolución en caliente” y que es ilegal bajo las leyes internacionales, pero que es habitual por parte de las autoridades griegas pese a que oficialmente el gobierno de Atenas la niega.
“Sus ropas estaban húmedas y congeladas”, dijo el jefe de aldea (muhtar) de Adasarhanlı, İbrahim Dalkıran, en declaraciones a los medios, a los que confirmó que recientemente se ha visto un gran número de inmigrantes en la zona, muchos de los cuales han tenido que buscar refugio en Adasarhanlı, a donde a menudo llegan con las ropas húmedas, sin ropa o con señales de haber sido golpeados por los guardias griegos.
“Esta es una situación humanitaria. Grecia devuelve a los inmigrantes prácticamente cada 3 ó 4 días. Algunos llegan mojados, o heridos, o desnudos, y tenemos que llamar a un médico. Es triste ver las condiciones en las que llegan los inmigrantes”, declaró Dalkıran, a las afueras de cuyo pueblo precisamente apareció hace unos días otra víctima muerta por congelación tras haber sido devuelta desde Grecia. Una gran mayoría de ellos son de origen afgano.
Pese a que el gobierno griego niega tales prácticas, se estima que sólo durante el pasado mes de noviembre unos 2.490 inmigrantes fueron interceptados por la guardia fronteriza griega y obligados a regresar a Turquía. Al menos 300 de ellos sufrieron malos tratos, desde golpes hasta obligarles a regresar semidesnudos. Muchos de ellos sufren también el robo de sus pocas pertenencias de valor por parte de los guardias griegos.
Grecia en el punto de mira por las condiciones de los refugiados
Precisamente el jueves una veintena de organizaciones de derechos humanos emitieron un comunicado conjunto criticando duramente al gobierno griego por su política de inmigración y por las condiciones en que son alojados los inmigrantes y refugiados que llegan a las islas del Egeo, donde muchos de ellos esperan sus solicitudes de asilo.
“A pesar de los recientes esfuerzos del gobierno griego para transferir a los demandantes de asilo de las islas a alojamientos más adecuados en el continente, a fecha de 3 de diciembre de 2018 unas 12.500 personas siguen viviendo en tiendas y contenedores inapropiados para el invierno en 5 campos de inmigrantes auspiciados por la UE, en Lesbos, Samos, Quíos, Kos y Leros, lo que casi triplica su capacidad”, denuncian las organizaciones en el comunicado.
“Además de un serio hacinamiento, los solicitantes de asilo afrontan continuamente condiciones insalubres y antihigiénicas y violencia física, incluyendo violencia de género”, asegura el texto, en el que se exige que estos inmigrantes sean trasladados a la Grecia continental y alojados en condiciones adecuadas.
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