Los salones de belleza y peluquerías que reabrieron a mediados de mayo en Turquía tras casi dos meses de parón (del 21 de marzo al 11 de mayo) a causa de la pandemia de coronavirus, se enfrentan ahora a una difícil situación, luchando por sobrevivir y salir adelante a pesar de la caída drástica del número de clientes.
Según explica Sezai Apaydın, presidente de la asociación de peluquerías y salones de belleza de la provincia turca de İzmir, muchas mujeres temen aún permanecer en recintos cerrados tales como tiendas o peluquerías por miedo a contraer el virus, por lo que recurren a hacerse en casa tratamientos que antes hacían en las peluquerías. "La gente compra colorantes de pelo online para darse el tinte en casa, lo que perjudica a nuestro negocio", subraya.
Esto es algo que reconocen los propios clientes, como Cansu Tur, una mujer que aunque ahora acude a la peluquería puntualmente, admite que ahora se tiñe en casa. "Me teñí el pelo en casa durante tres meses a causa del brote del coronavirus; aún sigo tiñéndome yo misma, y vengo aquí a la peluquería sólo para cortarme el pelo", declaró.
"Seguimos trabajando al 25% de nuestra capacidad. Algunos negocios están pasándolo mal para pagar el alquiler y los salarios de sus empleados", admitió Apaydın. Otro golpe a estos negocios es que tampoco están autorizados a aplicar maquillaje a sus clientes como medida de prevención, algo que les perjudica por ejemplo de cara al dinero que podían ganar con las bodas.
Apaydın sin embargo insistió en que las peluquerías y centros de belleza en Turquía están tomando todas las medidas necesarias para proteger a sus clientes frente a la pandemia de COVID-19, y recordó que una peluquería no es menos segura que una cafetería, un restaurante o un centro comercial.
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