Los taxistas de Estambul estarán obligados a aprender inglés: esta es una de las varias medidas que pretende introducir el Ayuntamiento Metropolitano de la metrópolis turca, que quiere también aumentar el número de licencias de taxi disponibles pese a las quejas de los taxistas, ahogados por la caída de usuarios debido a la pandemia de coronavirus.
El nuevo proyecto presentado por el ayuntamiento de la ciudad pretende establecer una serie de estándares para los taxistas de la ciudad, que han estado durante los últimos años en el centro de numerosas polémicas acusados de maltratar a los turistas o de cobrar de más a los pasajeros, además de su guerra con Uber que culminó en la prohibición de usar la app en toda Turquía.
Si el nuevo reglamento es aprobado por el Centro de Coordinación del Transporte (UKOME), establecerá medidas como una edad límite para los taxistas o la obligatoriedad de hablar inglés; además se creará una academia que someterá a exámenes a los conductores de taxis, a los que se obligará a usar uniforme y a trabajar en tres turnos diferentes. También se introduce la opción de pagar los taxis a través de la Istanbulkart, una tarjeta usada para el transporte público en Estambul.
El alcalde de Estambul, Ekrem İmamoğlu, se ha quejado en numerosas ocasiones de la falta de taxis en Estambul, donde sólo hay 17.395 licencias de taxi para una ciudad que tiene 16 millones de habitantes, y no se ha vendido una sola licencia nueva de taxi -que cuesta 1,9 millones de liras (más de 200.000 euros)- desde 1960, cuando la ciudad tenía poco más de un millón de habitantes.
El anuncio del alcalde de otorgar 6.000 licencias de taxi adicionales ha desatado sin embargo las iras de los taxistas en Estambul, cuyas asociaciones se quejan del aumento de los costes y de la proliferación de taxis pirata que operan sin licencia, entre otros problemas que sufre el gremio.
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