Ya son al menos 44 los fallecidos por las terribles inundaciones que han arrasado la región del Mar Negro, al norte de Turquía, mientras los equipos de rescate que trabajan sobre el terreno no descartan que se puedan encontrar más víctimas debido a la magnitud de la destrucción en la zona.
Según los últimos datos proporcionados hoy por la Agencia de Gestión de Desastres y Emergencias de Turquía (AFAD), 36 personas habrían fallecido en la provincia de Kastamonu (la más afectada por el desastre), otras 7 en Sinop y una en la provincia de Bartın. Nueve de los heridos permanecen hospitalizados en Sinop, mientras que una persona -una mujer cuya casa fue destruida por las riadas- permanece desaparecida en Bartın.
Un total de 5.188 efectivos de AFAD apoyados por 27 perros de rescate, dos aviones de búsqueda y 19 helicópteros que están siendo usados para evacuar a muchos residentes atrapados en sus casas, están operando en la región. Se calcula que unas 2.250 personas han tenido que ser evacuadas tras las riadas, muchas por aire debido a que se habían refugiado en los tejados de los edificios para escapar del agua.
“Es el mayor desastre que he visto en toda mi vida”
Son muchas también las personas que se han quedado sin hogar y lo han perdido todo tras unas inundaciones cuya magnitud ha sido tal, que el ministro turco del Interior Süleyman Soylu, que sigue sobre el terreno las operaciones de rescate, ha dicho de ellas que son “el mayor desastre que he visto en toda mi vida”.
Aunque los especialistas en cambio climático recuerdan que fenómenos extremos como sequías e inundaciones serán más frecuentes y de mayor intensidad a medida que aumenta la temperatura de la Tierra, en este caso varios expertos turcos han alzado ya la voz culpando al ser humano de este desastre, debido a la construcción de edificios en zonas inundables.
Expertos culpan no al cambio climático, sino a la edificación incontrolada
Geólogos turcos han denunciado por ejemplo la edificación incontrolada en la cuenca y la llanura aluvial del río Ezine, que atraviesa el distrito de Bozkurt en Kastamonu, uno de los más afectados por el desastre; de esta forma, los edificios residenciales construidos a lo largo de la orilla del río habrían estrechado la cuenca fluvial de los 400 metros originales, a sólo 15 metros de ancho.
Al hacerlo, el río tiene un área mucho más limitada para moverse, y se desborda; la limitación de su cauce hace además que las aguas que bajan cuando el caudal sube debido a las lluvias torrenciales (como las ocurridas esta semana), aumenten en altura y también en velocidad, multiplicando su fuerza destructora.
Es lo que explican por ejemplo científicos como Ramazan Demirtaş, quien a través de su cuenta en Twitter señaló al ser humano como responsable de lo ocurrido, y mostró un gráfico explicando que al limitar el cauce a 15 metros el agua había alcanzado hasta 10 metros de altura en Bozkurt.
#Bozkurt (#Kastamonu) Ezine Çayı seli nasıl afete dönüştü?
1-
-Taşkınovası yatak genişliği=400m
-Daraltılmış güncel yatak genişliği=15m
-Su tırmanma yüksekliği=7-10m
400m genişlikteki yatağı 15m genişliğindeki yatağa hapsedersek, su da 7-10 m yükselir, sonuç afet olur. pic.twitter.com/hE5rX2E3RW
Estas graves inundaciones que han vuelto a arrasar el norte de Turquía, las terceras en apenas un mes en la región turca del Mar Negro, se producen además tan sólo unos días después de que una devastadora ola de incendios forestales arrasara especialmente las provincias del sur del país -especialmente las zonas turísticas de Muğla y Antalya- causando 8 muertos. En total, se declararon unos 240 incendios que calcinaron decenas de miles de hectáreas.
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