Tras las críticas recibidas por su actuación, la Agencia de Gestión de Desastres y Emergencias de Turquía (AFAD) está haciendo todo lo posible para coordinar la ayuda y que ésta llegue a las víctimas de los terremotos, asegura su presidente Yunus Sezer, a pesar de que los seísmos han destruido infraestructuras, carreteras y puentes, y todo en medio de un duro invierno que ha dificultado enormemente las comunicaciones. Otro problema añadido es la magnitud del desastre: los terremotos arrasaron ciudades y pueblos en una región con 13 millones de habitantes más grande que Portugal; sólo el primer seísmo de 7,8 liberó en 65 segundos la energía de 500 bombas atómicas. “Cuando un desastre se limita a una o dos ciudades, los equipos en la región se coordinan y actúan de inmediato”, explica; si el desastre ocurre en una provincia, los equipos de AFAD de todas las provincias vecinas intervienen. “En la situación actual, dado que los terremotos han dañado gravemente 10 provincias, los equipos de rescate que tenían que intervenir se han convertido ellos mismos en víctimas del terremoto”.
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