Un antiguo reloj en la estación central de tren de Malatya, en el sureste de Turquía, se detuvo a las 4:17 de la madrugada del 6 de febrero: la hora exacta a la que se produjo el primer terremoto de 7,8 grados que arrasó esta región de Anatolia acabando con más de 46.000 vidas y dejando cientos de miles de edificios destruidos. Cuando ha pasado ya un mes desde los seísmos, los empleados de la estación han decidido no arreglar el reloj para recordar el momento en que se produjo el desastre: “No hemos vuelvo a poner en marcha el reloj para no olvidar el terremoto. A partir de ahora, siempre mostrará las 4:17”, cuenta un empleado de la estación, que afirma que aquel día vivieron “el Día del Juicio Final”.

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