Un estudio genético llevado a cabo a lo largo de una década sobre miles de turcos ha revelado que éstos tienen fuertes lazos en su ADN con la población de España y con la de la región de la Toscana, en Italia; los autores de la investigación subrayan que los resultados confirman la gran mezcla genética de la población de Anatolia así como el hecho de que ésta ha sido históricamente un puente entre Asia y Europa.
La investigación genética fue llevada a cabo con la participación de varias instituciones, incluyendo la Fundación Suna-Inan Kıraç de la Universidad Koç de Estambul, la Universidad de las Ciencias de la Salud de Turquía, la Universidad Rockefeller de Nueva York, las Universidades de Yale y Cardiff, y la Escuela de Medicina Icahn de Nueva York: todas bajo la coordinación del departamento de biología molecular y genética de la Universidad Bilkent de Ankara. Para ello, se analizó el ADN de unos 4.000 habitantes de las 81 provincias de Turquía.
El profesor Tayfun Özçelik, facultativo de la Universidad Bilkent de Ankara y director del proyecto, explicó en declaraciones a la agencia de noticias turca Anadolu que gracias al estudio -que se prolongó durante unos 10 años y contó con un presupuesto de 10 millones de dólares- se han descubierto importantes hallazgos sobre la estructura genética de la población turca.
Los turcos tienen una gran diversidad genética
“Los resultados de nuestro estudio muestran que Turquía tiene integridad genética, y al mismo tiempo que contiene un elevado nivel de diversidad genética”, comentó Özçelik, señalando que existen componentes genéticos comunes entre las poblaciones de Turquía, los Balcanes, el Cáucaso y Oriente Medio.
No obstante, Özçelik destaca que la investigación ha descubierto que los turcos cuentan con más patrones genéticos en común con los europeos incluso de lo que se pensaba hasta ahora. No en vano, otro estudio genético llevado a cabo en 2019 por científicos polacos concluyó que los europeos descienden de emigrantes llegados desde Anatolia hace unos 9.000 años, concretamente desde el asentamiento de Çatalhöyük.
Habitantes de Anatolia emigraron a Europa trayendo avances agrícolas
Ese mismo año, científicos británicos reconstruyeron la cara de una mujer de Anatolia que vivió hace 7.500 años en Gibraltar, a donde emigró -ella o sus parientes más próximos- trayendo al sur de la Península ibérica los avances y técnicas agrícolas que se utilizaban en Anatolia y el Mediterráneo Oriental. “Turquía, al igual que su ubicación geográfica, es un puente entre el Oriente y el Occidente en lo que se refiere a su estructura genética”, dijo Özçelik.
El profesor explicó que los resultados del estudio genético revelan los efectos sobre el ADN de las migraciones humanas en Anatolia. “Se ha observado que la sociedad turca tiene una estrecha relación sobre todo con las personas que viven en la región de la Toscana en Italia. El segundo país con el que tienen estrecha relación genética los turcos es España... Estos hallazgos pueden ser un reflejo de las migraciones de los primeros agricultores de Anatolia hacia Europa durante el Neolítico”, concluyó.
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