Un tribunal de Estambul ha impuesto una pena récord de prisión de 8.658 años -una de las condenas más largas en todo el mundo- contra Adnan Oktar, líder de una secta religiosa en Turquía, arrestado en 2018 por una serie de crímenes contra sus seguidores -principalmente mujeres- que incluyen abusos a menores y violaciones.

Durante la sesión final celebrada ayer del nuevo juicio contra Oktar y otros 14 acusados por su vinculación con su movimiento religioso, tanto el propio Oktar como el resto de acusados recibieron cada uno una condena sin precedentes de 8.658 años de cárcel. Aun así, estas condenas recibidas tras la apelación son inferiores a los 9.803 años y 6 meses que habían recibido anteriormente.

El primer veredicto contra Oktar y sus acólitos se dio a conocer en enero de 2021, pero posteriormente un tribunal de apelación consideró que se habían producido una serie de defectos legales en el proceso, y ordenó un nuevo juicio. Esto permitió a un total de 68 acusados salir en libertad al haber expirado su tiempo en prisión preventiva, pero Oktar y sus más cercanos allegados tuvieron que permanecer entre rejas. Posteriormente y tras una apelación de la fiscalía, 50 de los 68 acusados que habían salido en libertad volvieron a entrar en la cárcel.

En la sesión celebrada ayer, los jueces emitieron su veredicto final contra un total de 215 acusados, 72 de ellos en prisión preventiva, y Oktar y sus más estrechos fieles en su movimiento religioso fueron condenados. Oktar, apodado Harun Yahya por sus seguidores, y que según sus declaraciones creía que sería absuelto, fue condenado entre otras penas a 891 años por cargos como liderar una organización criminal, abusos sexuales, denegación del derecho a la educación, torturas, secuestro, y por almacenar ilegalmente datos privados de otras personas, incluyendo conocidos políticos y periodistas.

En total, el tribunal emitió una condena récord de 8.658 años de prisión para el líder de la secta, al considerar los magistrados que, como líder del movimiento, debería ser condenado también por los crímenes cometidos por sus discípulos. Oktar, que predicaba una versión totalmente distorsionada del Islam, se rodeaba especialmente de mujeres a las que llamaba sus “gatitas”, asegurando que todas estaban enamoradas de él: muchas han denunciado haber presenciado abusos sexuales y violaciones, incluso a menores de edad.