La agencia de noticias siria SANA confirmó el miércoles que cazas israelíes habían bombardeado durante la madrugada instalaciones militares del régimen a las afueras de Damasco.
La noticia fue difundida por la televisión estatal siria, indicando que más de una docena de aviones de guerra israelíes habían atacado un importante centro de investigación militar ubicado en la zona de Jamraya, al noroeste de la capital, causando graves daños materiales además de dos muertos y cinco heridos.
Fuentes militares sirias indicaron que los cazas israelíes habían penetrado en el espacio aéreo del país volando a muy baja altura para no ser detectados por el radar, y negaron las informaciones de un ataque israelí contra un convoy que supuestamente transportaba armas en la frontera entre Siria y Líbano.
Fuentes diplomáticas occidentales habían afirmado a la prensa que la aviación israelí había bombardeado en la madrugada del miércoles un convoy que transportaba armamento pesado desde Siria hacia el Líbano por temor a que pudiera ir destinado a grupos como Hezbolá. La información no fue confirmada ni desmentida por militares israelíes, aunque el ejército libanés confirmó una intensa actividad de cazas del ejército israelí sobre su territorio durante toda la noche.
El vice primer ministro israelí Silvan Shalom había advertido el pasado domingo citando fuentes de la inteligencia estadounidense que había señales de que el régimen de Bashar al-Assad podría estar perdiendo el control de su arsenal de armas químicas, y que ello podría desatar una intervención militar de Israel.
Las autoridades israelíes temen no sólo que este tipo de armamento pueda caer en manos de grupos hostiles hacia el Estado israelí como Hezbolá, que tiene su sede en Líbano, sino también que estos grupos puedan obtener armas convencionales como misiles anticarro o artillería antiaérea, lo cual representaría una amenaza para la seguridad del estado hebreo.
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