Benjamin Netanyahu inició el sábado la formación de un nuevo gobierno de coalición en el que insistió que su principal tarea será garantizar que el régimen iraní no consigue la tecnología necesaria para fabricar una bomba atómica, algo que a juicio de Israel podría ocurrir este mismo año.
El presidente Shimon Peres designó formalmente a Netanyahu para la formación de un nuevo gobierno tras las elecciones parlamentarias celebradas el 22 de enero y dado que su partido, el Likud-Beitenu, fue la fuerza más votada pese a sufrir una severa pérdida de votos que le obligan a buscar aliados en la Knesset (parlamento israelí).
Netanyahu señaló también los peligros para la seguridad nacional que representan las armas sirias -incluyendo su arsenal químico- que podrían caer en manos de grupos como Hezbolá, aliados de Irán. "También tendremos que lidiar con otras armas mortales que están siendo acumuladas a nuestro alrededor, y que amenazan a nuestras ciudades y a nuestros ciudadanos", dijo Netanyahu, después de que hace unos días el régimen de Bashar al-Assad acusase a Israel de bombardear unas instalaciones militares a las afueras de Damasco.
En su discurso Netanyahu también dijo estar comprometido con la paz con los palestinos e hizo un llamamiento al presidente Mahmud Abbas a reanudar las negociaciones, en lo que pareció un guiño a la formación centrista Yesh Atid, que con sólo un año de vida quedó en un sorprendente segundo lugar en las elecciones y cuyo líder, Yair Lapid, se presenta como el principal socio en la futura coalición.
Las negociaciones con los palestinos parecen sin embargo casi imposibles dado que Netanyahu podría necesitar la participación en su gabinete de partidos de extrema derecha y con fuerte apoyo de los colonos judíos, cuyos asentamientos en Cisjordania y Jerusalén Este son uno de los principales obstáculos hacia la consecución de un Estado palestino.
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