El gobierno israelí criticó el miércoles duramente la decisión tomada por los 28 Estados miembros de la Unión Europea de especificar en el etiquetado de los productos procedentes de Israel si estos proceden de las colonias judías establecidas en los territorios palestinos, una medida que el gabinete de Netanyahu calificó de “política”.
La decisión, que podría afectar a las relaciones bilaterales entre la UE e Israel –que anunció el miércoles la suspensión de varios lazos diplomáticos con Bruselas-, implica la obligatoriedad de etiquetar aquellos productos agrícolas o cosméticos procedentes de asentamientos de colonos israelíes si van a ser exportados a la Unión Europea. El etiquetado del resto de productos será por ahora voluntario.
El primer ministro Benjamin Netanyahu tuvo duras críticas para la medida, afirmando que los 28 “deberían avergonzarse”, mientras que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel convocó al embajador de la UE y emitió también un comunicado condenando una norma que considera un intento de presionar al Estado israelí sobre su política de asentamientos. “Resulta desconcertante e incluso irritante que la UE escoja aplicar un doble estándar respecto a Israel, mientras ignora que hay alrededor de otras 200 disputas territoriales en todo el mundo”, decía el comunicado emitido por exteriores.
La Unión Europea por su parte argumenta que la decisión de etiquetar específicamente aquellos productos que procedan de colonias judías en Palestina se basa en que las tierras ocupadas por el Estado israelí desde la Guerra de los Seis Días de 1967 –incluyendo Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos del Golán- no forman parte de las fronteras internacionalmente reconocidas de Israel.
Bajo este argumento, el bloque europeo sostiene por tanto que los productos procedentes de estos territorios no pueden ser etiquetados como “Fabricado en Israel” sino como procedentes de un territorio ajeno, en este caso los asentamientos de colonos judíos, que la Unión Europea considera además ilegales de acuerdo a la legislación internacional.
“Es un indicativo de origen, no una etiqueta de advertencia”, aseguró por su parte el embajador de la UE en Israel, Lars Faaborg-Andersen, pese a que muchos consumidores europeos podrían optar por no comprar los productos importados de estas colonias. Según cifras de la Comisión Europea, los intercambios comerciales entre la UE y los territorios ocupados por Israel rondaron los 154 millones de euros en 2014.
La medida ha sido también bien recibida por los representantes palestinos, que la consideran un paso concreto en la buena dirección aunque sigue siendo insuficiente. “El etiquetado de la UE de los productos de asentamientos es un paso en la dirección correcta, pero es insuficiente. Los productos (procedentes de) un crimen de guerra deben ser prohibidos, no sólo etiquetados”, subrayó el Departamento de Negociaciones de la OLP a través de su cuenta en Twitter.
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