La última ofensiva del régimen sirio con el apoyo de Rusia sobre el enclave de Idlib, último enclave de la oposición a Assad en Siria, ha causado ya al menos 114 muertos y más de 250.000 desplazados en la mayor escalada bélica desde que Turquía y Rusia acordaran en septiembre establecer una zona desmilitarizada en la región.
Según datos proporcionados por varias ONGs, las fuerzas del régimen sirio y rusas han arrojado sobre la ciudad de Idlib más de 3.000 bombas en los últimos 12 días, causando la muerte a 114 civiles y dejaron heridos al menos a otros 248.
El régimen de Assad lleva tiempo usando el pretexto de la presencia de grupos terroristas en Idlib para llevar a cabo bombardeos sobre la ciudad; ataques que no obstante se han intensificado desde el pasado 26 de abril, a pesar de que el acuerdo entre Turquía y Rusia establece que Idlib es una zona de desescalada bélica y que por tanto los actos de agresión están terminantemente prohibidos.
La jefa de política exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, condenó sin paliativos en un comunicado la creciente ofensiva militar en la región por parte de las fuerzas leales a Assad, que consideró “una violación inaceptable de la ley internacional”.
“La reciente escalada militar en el noroeste de Siria, con ataques aéreos y bombardeos de artillería contra escuelas y hospitales, incluyendo el uso de bombas de barril, es una violación inaceptable de la ley internacional”, declaró Mogherini en el comunicado. “Como siempre, las mujeres y los niños se ven desproporcionadamente afectados por esta escalada”, añadió.
Pese a la existencia teórica de un acuerdo de desescalada bélica en Idlib del que Turquía –aliada de la oposición a Assad- y Rusia –aliada del régimen sirio- serían ambos Estados garantes, el hecho es que las fuerzas de Assad llevan tiempo manteniendo la presión militar y las ofensivas en la zona para conseguir nuevos logros territoriales.
El jueves medios locales informaban que las fuerzas leales a Assad se habían hecho con el control de las poblaciones de Qalaat al-Madiq y Karkat, de las que la oposición se había retirado tras una fuerte ofensiva del régimen sirio, a pesar de que ambas localidades teóricamente estaban protegidas por el acuerdo turco-ruso.
Según datos de Emergency Response Coordinators, una ONG local que opera en el norte de Siria, desde la firma del acuerdo de desescalada bélica entre Turquía y Rusia unos 400.000 civiles se han visto obligados a abandonar sus hogares debido a los ataques del régimen de Bashar al-Assad sobre Idlib.
De acuerdo a las cifras manejadas por la ONU, desde el estallido de la guerra civil siria en 2011, más de 400.000 personas han muerto, unos 6 millones de sirios se han convertido en desplazados internos y otros 5 millones han huido del país convirtiéndose en refugiados.
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