La cifra de muertos por el terremoto de 7,8 que sacudió el sureste de Turquía y que afectó también a varias provincias del norte de Siria, supera ya los 1.600 fallecidos, aunque las cifras son inciertas ya que algunas de las zonas afectadas están bajo control del régimen de Assad, y otras son controladas por los rebeldes sirios. Los equipos de rescate que operan en la zona piden desesperadamente ayuda internacional; pero a la falta de medios se unen los problemas de coordinación, mientras el tiempo se acaba para rescatar a cientos de familias que siguen atrapadas bajo los escombros de los edificios, muchos de los cuales ya estaban en mal estado antes del terremoto a causa de la guerra.

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