Irán y las seis potencias del denominado Grupo G 5+1 (que incluye a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad y a Alemania) lograron el domingo por la mañana un acuerdo inicial sobre el controvertido programa nuclear iraní tras cuatro días de intensas negociaciones en la ciudad suiza de Ginebra.
En lo que se ha presentado como el primer signo de acercamiento entre Occidente y el régimen islámico de Teherán, el acuerdo frena los avances del programa nuclear iraní al eliminar sus reservas de uranio enriquecido hasta el 20%, y limita el enriquecimiento de uranio por parte de Irán a sólo el 5%, muy lejos del 90% necesario para emplearse en la fabricación de armas atómicas, un objetivo que Teherán siempre ha insistido que no entraba en sus planes nucleares.
Se incluyen también inspecciones de Naciones Unidas para vigilar el proceso así como la paralización de la construcción del reactor experimental Arak, un reactor de agua pesada que fabricaba plutonio, una posible alternativa al uranio en la construcción de armamento nuclear. Arak había sido de hecho uno de los obstáculos para un acuerdo en las últimas negociaciones entre el G 5+1 e Irán.
A cambio el régimen de Teherán logra aliviar parte de las sanciones de la comunidad internacional en su contra, y según afirmó posteriormente el presidente iraní Hassan Rouhani, el acuerdo reconoce implícitamente el derecho de Irán a producir su propio uranio para fines no militares. "Esto es sólo el primer paso, necesitamos comenzar a movernos en la dirección de restaurar la confianza, una dirección contra la que hemos conseguido movernos en el pasado", declaró el ministro de exteriores iraní Mohammad Javad Zarif durante la rueda de prensa posterior al encuentro en Ginebra.
La jefa de política exterior de la UE Catherine Ashton se felicitó también por el acuerdo diciendo que dejaba tiempo para nuevas conversaciones que permitan alcanzar una solución completa sobre la cuestión iraní, mientras que desde Washington el presidente Barack Obama destacó que se había logrado detener el camino de Irán hacia la bomba atómica, aunque advirtiendo que si en un plazo de seis meses Teherán no cumplía sus promesas Estados Unidos retomaría las sanciones con más fuerza.
Desde Israel sin embargo el acuerdo entre las potencias del G 5+1 y el régimen iraní no fue visto con tan buenos ojos, y el primer ministro Benjamin Netanyahu condenó rotundamente y sin paliativos un pacto que consideró no vinculante para el Estado israelí y que calificó como "un error histórico".
En declaraciones hechas el mismo domingo en una reunión con su gabinete, Netanyahu afirmó que el mundo se había convertido en "un lugar más peligroso" tras este acuerdo al tiempo que reiteró la amenaza de una acción militar contra Irán: "Israel tiene el derecho y el deber de defenderse a sí misma", insistió el primer ministro hebreo, para quien se ha dejado la infraestructura nuclear iraní intacta a cambio de un levantamiento de las sanciones. "Quiero dejar claro que Israel no permitirá que Irán desarrolle su capacidad nuclear militar", recalcó el líder israelí.
Arabia Saudí, rival directo de Irán en la región, es otra de las potencias regionales cuyo gobierno no ve con buenos ojos un acuerdo con Irán sobre su discutido programa nuclear y ha pedido a Estados Unidos que mantenga una línea dura contra el régimen de Teherán.
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