El gobierno ucraniano y los rebeldes separatistas prorrusos habrían alcanzado un acuerdo en Minsk para un alto al fuego que debería dar un respiro a un conflicto que dura ya cinco meses y que se ha cobrado cerca de 2.600 vidas, según estimaciones de Naciones Unidas.
Así lo confirmaba el propio presidente ucraniano, Petro Poroshenko, en un comunicado difundido el viernes donde señalaba que ordenaría al ejército detener todas las operaciones contra las fuerzas rebeldes en el este del país a partir de las 18:00 hora local (17:00 CET). “Debemos hacer todo lo posible e imposible para poner fin al derramamiento de sangre y al sufrimiento de la gente”, declaraba Poroshenko, uno de cuyos asesores habría reconocido en declaraciones a agencias que Ucrania “está desangrada” material, financiera y militarmente.
La propia OTAN, que el jueves analizó en su cumbre celebrada en Gales la peligrosa situación en Ucrania acusando una vez más a Rusia –cuyo presidente Vladimir Putin llegó a asegurar que sus fuerzas podrían tomar Kiev en dos semanas- de avivar el conflicto y apoyar a los separatistas, prometía una ayuda de 15 millones de euros para modernizar las fuerzas armadas ucranianas, si bien por el momento no habrá una implicación directa de la Alianza Atlántica ni perspectivas de una incorporación plena de Ucrania en su seno, lo que daría una nueva y peligrosa dimensión al conflicto.
La noticia era confirmada también por las autoridades de las autoproclamadas “Repúblicas Populares” de Donetsk y Lugansk –dos “Oblast” o provincias del este de Ucrania- tras un acuerdo firmado en la capital de Bielorrusia. No obstante en declaraciones recogidas por la agencia estatal de noticias rusa RIA Novosti, el primer ministro de la R.P. de Lugansk Igor Plotniski insistía en que pese a su compromiso para respetar el acuerdo, su objetivo sigue siendo la secesión de Ucrania.
Mientras tanto al menos siete civiles –incluyendo dos niños- habrían muerto y otros 24 habrían resultado heridos entre el jueves y el viernes en combates en la ciudad portuaria de Mariupol, al sureste del país, donde la población ha estado organizando milicias armadas ante el avance de los separatistas prorrusos, que en los últimos días han logrado ganar terreno a las posiciones del ejército ucraniano e importantes victorias, como la toma esta semana del aeropuerto de Lugansk.
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