El Gobierno de Ankara continuará las relaciones energéticas con Irán a pesar de los llamamientos continuos de Estados Unidos a varios países para que se una a un boicot de los proyectos e inversiones en ese país, ante la decisión de Teherán de seguir adelante con su controvertido programa nuclear, visto por las potencias de Occidente -y especialmente por Israel- como una amenaza para su seguridad.
Esa es la principal conclusión que extraen los diarios turcos tras la reunión sorpresa mantenida en Nueva York entre el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, y el presidente iraní, Mahmoud Ahmedinejad.
Los dos líderes, que participan en la Asamblea General de la ONU, se entrevistaron durante media hora para discutir, entre otros asuntos, cuestiones relacionadas con el acuerdo gasístico firmado el verano pasado por ambos países.
El ministro turco de Energía y Recursos Naturales, Hilmi Güler, anunció que el ministro iraní de Petróleo, Gholamhossein Nozari, visitará Ankara durante el mes de octubre para firmar la segunda parte del acuerdo.
Según se contempla en esta parte del acuerdo se designarán las empresas que participarán en la exploración de los campos gasísticos iraníes.
El anuncio del que se hicieron eco ayer los medios llama la atención ante la intensa campaña desarrollada por Washington para bloquear las inversiones extranjeras en Irán.
En un viaje a Turquía el pasado día 19, el subsecretario estadounidense de Estado para Asuntos Políticos, Nicholas Burns, pidió al gobierno radicado en Ankara que deje de colaborar con Irán con el fin de conseguir que tengan efecto las sanciones internacionales contra Teherán.
"No podemos romper relaciones con Irán por cuestiones políticas, necesitamos a Irán desde un punto de vista comercial", afirmó por su parte Hseyin Saltuk Dzyol, directivo de la compañía estatal turca BOTAS, que participa en el proyecto para construir el gasoducto Nabucco, al diario Turkish Daily News.
Dzyol también señaló que, para completar los 31 billones de metros cúbicos de gas que deberá, según los planes, alcanzar Nabucco en el año 2020, es necesario contar con el gas iraní para suplir las necesidades de su población.
El plan es que ese gasoducto transporte gas del Mar Caspio hasta Europa central evitando pasar por Rusia, con el fin de reducir la dependencia de la región del abastecimiento controlado por Moscú.
"No creemos que sea un buen momento para ningún país para expandir sus actividades económicas en Irán", afirmó el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Tom Casey, en una velada crítica a Turquía, citada ayer por los diferentes diarios turcos.
El pasado martes, los legisladores estadounidense aprobaron una ley por la que se impondrán sanciones a aquellas compañías que inviertan más de 20 millones de dólares en los sectores del gas y el petróleo producidos en suelo de Irán.

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