Un ingeniero turco que trabajó en el proyecto Falcon-1 de la empresa aeroespacial estadounidense SpaceX, ha acusado a su fundador y director general, el multimillonario sudafricano Elon Musk, de obligar a los trabajadores de la compañía a trabajar en condiciones de “esclavitud” para sacar adelante sus proyectos.
“Nos dejaron abandonados en una isla. Él (Musk) nos hacía trabajar como esclavos”, afirma Bülent Altan, cuyo testimonio se incluye en un libro titulado “Despegue” (“Lift off”), que describe los primeros días de SpaceX, fundada en el año 2002. Altan llegó a ser vice presidente de Starlink -la red de satélites de comunicaciones desarrollada por SpaceX- y actualmente es directivo de la compañía fabricante de equipos láser de comunicación Mynaric.
Altan trabajaba entonces en la construcción de una plataforma de lanzamiento para el Falcon-1, el cohete de dos etapas desarrollado inicialmente por SpaceX y que estuvo en servicio entre 2006 y 2009 antes de ser sustituido por el Falcon-9; Altan y otros ingenieros y empleados de SpaceX trabajaban en la pequeña isla de Omelek, un islote de apenas 3 hectáreas situado en el atolón Kwajalein, en medio del Océano Pacífico, donde Musk les obligaba a trabajar “por lograr el éxito”.
Aislados en una isla en el Pacífico, los trabajadores de SpaceX apenas tenían alimentos
“Durante nuestro primer año en la isla, hubo un enorme problema con la logística. Tuvimos que enfrentarnos a retrasos en la llegada de víveres al islote”, cuenta Altan, hasta el punto de que -asegura- en el otoño de 2005 los trabajadores de SpaceX en la isla “protestaron e iniciaron una huelga”.
“Todos nos sentamos en la orilla de la isla, como animales salvajes esperando a su presa. Tras un rato, un avión, que no pudo aterrizar en la isla, arrojó desde el aire alitas de pollo congeladas y cigarrillos, y todos corrimos a cogerlas”, afirma el ingeniero turco. La presión para lograr resultados era enorme, y a pesar de todo el primer cohete Falcon-1 estalló en el aire y cayó al océano.
Sólo durante la segunda prueba de lanzamiento del Falcon-1, realizada en marzo de 2007, el nuevo cohete de SpaceX logró alcanzar el espacio. Pero no fue hasta después del tercer y exitoso lanzamiento que los trabajadores de la isla comenzaron a recibir una alimentación más cuidada, incluyendo bebidas y platos más elaborados, según relata el recién publicado libro escrito por el veterano reportero espacial Eric Berger, en el que se relatan los primeros y “desesperados” días de SpaceX.
La publicación de los detalles del libro y de las acusaciones de esclavitud contra Elon Musk de este ingeniero turco coincide con el lanzamiento relativamente exitoso de la Starship 10 de SpaceX, un nuevo prototipo de la nave reutilizable de despegue y aterrizaje vertical con la que Musk pretende establecer colonias humanas en Marte. A pesar de que la nave estalló minutos después de tocar tierra, Musk -considerado la persona más rica del mundo, por encima incluso de Jeff Bezos, dueño de Amazon- consideró un éxito que aterrizase “de una sola pieza”.
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