Tras conseguir incluir recientemente las ruinas de la antigua ciudad de Éfeso y las murallas de Diyarbakır en la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, Turquía ha puesto en marcha una campaña cuyo objetivo es lograr incluir en ese prestigioso listado las ruinas de la antigua Ani, una ciudad medieval abandonada situada en la frontera turco-armenia, en la provincia oriental de Kars.
En declaraciones realizadas a medios turcos por el director de Cultura y Turismo de Kars, Hakan Doğanay, éste explicó que las ruinas de Ani atraen cada año a más turistas tanto de Turquía como de otros países, y que el pasado mes de febrero se presentó un detallado informe ante la UNESCO acompañado de una solicitud para incluir esta ciudad armenia de mil años de antigüedad en el listado de Patrimonio de la Humanidad.
Por ahora, según explicó Doğanay, Ani ya ha sido incluida en la lista tentativa, una medida provisional que puede suponer un paso previo al reconocimiento como Patrimonio Mundial por parte del organismo de Naciones Unidas. Con este objetivo, está previsto que un equipo de la UNESCO visite en septiembre las ruinas de la ciudad para examinar por última vez el lugar, antes de tomar una decisión final a finales de este año. De lograrlo, Turquía sumaría así 16 sitios reconocidos como Patrimonio de la Humanidad.
Situada en un lugar privilegiado en una encrucijada de varias rutas comerciales, y protegida en su lado oriental por un profundo barranco formado por el río Arpaçay (Akhurian, en armenio) –un afluente del Aras que sirve de frontera actual entre Turquía y Armenia-, Ani albergaba además de numerosos edificios religiosos varios palacios, y sus fortificaciones están consideradas entre las más avanzadas de su época.
Apodada como la “Ciudad de las 1001 iglesias” por el gran número de templos cristianos que llegó a albergar, Ani fue entre los años 961 y 1045 la capital del reino armenio Bagrátida que llegó a extenderse por gran parte del este de Anatolia.
En su momento álgido se estima que su población llegó a rondar los 100.000 habitantes; sin embargo y pese a su magnificencia, la ciudad comenzó a declinar tras ser capturada en el año 1064 por los ejércitos selyúcidas al mando de Alp Arslan. Posteriormente y a lo largo de los siglos XII y XIII, sería conquistada y saqueada en numerosas ocasiones por distintos reinos y ejércitos de la región.
Destruida en gran parte por un terremoto en el año 1319, fue finalmente conquistada en 1579 por los otomanos pero para entonces era sólo una mera aldea y una sombra de lo que había sido, y sería abandonada totalmente en el siglo XVIII. Un siglo más tarde sería redescubierta por exploradores europeos, que contribuyeron a dar a conocer su existencia en Occidente.
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