Las pandemias han existido a lo largo de toda la historia y determinado el destino de guerras y civilizaciones enteras, como Troya, Persia, Atenas, o el mismísimo imperio de Alejandro Magno, según asegura un reputado arqueólogo e historiador turco.
Así lo afirma el profesor Rüstem Aslan, académico del Departamento de Arqueología de la Universidad 18 de Marzo de Çanakkale (Turquía) y jefe de las excavaciones en las ruinas de Troya; Aslan destaca que durante los últimos días de la guerra de Troya, se cuenta que el dios Apolo infectó con una plaga los campamentos de los soldados aqueos, causando graves pérdidas entre sus filas, y que gracias a eso durante un contraataque los troyanos pudieron infringirles grandes bajas.
Aslan, quien subrayó que a pesar de la pandemia de coronavirus las excavaciones arqueológicas en las ruinas de Troya han continuado, insistió en que las pandemias y plagas han sido un factor determinante en muchos conflictos en la historia. Es el caso también del Imperio Hitita, una gran potencia hacia el año 1.300 a.C., que sucumbió ante numerosas epidemias que mermaron considerablemente su población y su ejército.
Otra pandemia destruyó también Asiria en el 765 a.C., según Aslan, quien también hace referencia al rey persa Jerjes I, el que se enfrentó a Leónidas de Esparta y a sus 300 espartanos en el desfiladero de las Termópilas; durante la expedición contra Grecia en el año 480 a.C., Jerjes perdió a numerosos soldados debido a una plaga que asoló su ejército mientras atravesaba Tracia y Macedonia, obligándole finalmente a regresar a Persia.
Una plaga obligó a Alejandro Magno a detenerse en la India
Otro ejemplo bien conocido entre los historiadores de una plaga durante una guerra en la Antigüedad es la que se vivió en tiempos de Alejandro Magno. En el año 334 a.C., tras la famosa batalla del Gránico en el noroeste de la actual Turquía en la que Alejandro derrotó por primera vez a los persas, el rey macedonio visitó Troya y luego continuó con su campaña por oriente, conquistando el Imperio Persa y sus satrapías.
Sin embargo, Alejandro tuvo que detenerse al llegar a la India a pesar de sus deseos de proseguir sus conquistas, y regresar a Babilonia en el 325 a.C.; y el principal motivo asegura Aslan, fue que una pandemia estaba diezmando las filas de su ejército. El propio Alejandro Magno se cree que murió de una epidemia de malaria que asolaba Babilonia en el 323 d.C., “aunque esto aún es motivo de controversia entre los expertos”, añade el historiador.
Otra epidemia decidió la guerra entre Atenas y Esparta
Otro ejemplo de una epidemia decidiendo el destino de una guerra es la plaga que asoló la ciudad de Atenas durante la Guerra del Peloponeso (431 a.C. – 404 a.C.), que enfrentó a las ciudades formadas por la Liga de Delos (liderada por Atenas) y la Liga del Peloponeso (dirigida por Esparta) por el control del comercio en el Mediterráneo Oriental. “Esta plaga también determinó el destino de la guerra”, asegura Aslan.
“El famoso historiador Tucídides se refirió a la pandemia como un castigo de los dioses. Él también cayó enfermo, y describió con todo detalle las fases de la pandemia. Su crónica, en la que explica todo el proceso (de la enfermedad) hasta que se curó, está considerada como el primer documento escrito de la historia sobre la inmunología”, afirma el arqueólogo de Troya.
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