İznik, la antigua Nicea, una pequeña ciudad a orillas del lago del mismo nombre que conserva aún restos de su glorioso pasado como capital del Imperio Romano, quiere ser Patrimonio de la Humanidad: ya está incluída en la lista de candidatos a Patrimonio Mundial para 2024 de la UNESCO, y expertos de este organismo han estado visitando el lugar para conocer el estado de conservación de sus principales monumentos y artefactos históricos, incluyendo sus murallas romanas de 5 kilómetros de longitud -construidas por orden del emperador Adriano- que se conservan en gran parte.
Fue en İznik, entonces llamada Nicea, donde el emperador Constantino el Grande celebró el primer concilio ecuménico cristiano, del que salió la doctrina única para todos los cristianos, el llamado “Credo de Nicea”. Cuando en 1204 los cruzados saquearon Constantinopla, los romanos de Oriente -los mal llamados “bizantinos”- trasladaron su capital a Nicea, desde donde reinaron por varias décadas. İznik, que presentó su candidatura a Patrimonio de la Humanidad en 2014, fue a lo largo de su historia también capital temporal de selyúcidas y otomanos, conservando restos de todas las civilizaciones que ha visto pasar. Como no, también es famosa por los reputados azulejos de İznik, usados profusamente durante el Imperio Otomano y que decoran la Mezquita Azul de Estambul.
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