Arqueólogos turcos han hecho un descubrimiento increíble en Turquía: un cerebro bien preservado y restos de piel, pertenecientes a dos personas que se cree fallecieron hace 3.700 años, durante la edad del Bronce, y que han sido hallados en las excavaciones llevadas a cabo en el yacimiento del Montículo Tavşanlı, en la provincia turca de Kütahya.
La importancia enorme del descubrimiento radica en que es la primera vez que se encuentran restos de piel en una excavación arqueológica en Turquía, si bien anteriormente ya se han descubierto restos de cerebro en otros yacimientos en el país, según aseguran los expertos. Los arqueólogos creen que los restos biológicos -preservados gracias a un proceso de carbonización- pertenecen a dos hombres jóvenes que posiblemente no pudieron escapar a tiempo de su vivienda cuando ésta fue incendiada durante un ataque ocurrido hace 3.700 años.
Los hallazgos han sido revelados durante una conferencia celebrada entre el 30 de agosto y el 2 de septiembre en Belfast (Irlanda del Norte), organizada por la Asociación Europea de Arqueólogos. El profesor Erkan Fidan, jefe del departamento de arqueología de la Universidad Şeyh Edebali de Bilecik, y director de las excavaciones, explicó durante la conferencia en Belfast que el montículo Tavşanlı alberga el yacimiento más antiguo de la zona, y que se cree que el lugar era la capital de la región en la Edad del Bronce.
Según Fidan, hacia el año 1.700 antes de nuestra era hubo un ataque a gran escala sobre la ciudad, que fue arrasada e incendiada hasta sus cimientos; la destrucción fue de tal magnitud, que el lugar quedó despoblado durante los siguientes 300 años. Otro experto turco, el profesor Yılmaz Selim Erdal del departamento de antropología de la Universidad Hacettepe de Ankara, sostuvo que los dos esqueletos descubiertos muestran signos de haber sido expuestos a temperaturas muy altas.
Según Erdal, fue precisamente ese gran calor exterior a causa del fuego lo que permitió que el cerebro se preservase dentro del cráneo. Los restos de piel, hallados por los arqueólogos en uno de los esqueletos entre el pecho y el abdomen, quedaron también carbonizados por el calor del incendio. Ahora los arqueólogos tratan de averiguar quién llevó a cabo un ataque tan devastador sobre la región hace 3.700 años, y por qué fue destruida la ciudad.
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