Turquía se ha convertido en una “potencia dominante incontestable” en el Mediterráneo Oriental: así lo afirma el excanciller alemán Gerhard Schröder en su último libro, “Letzte Chance” (La Última Oportunidad), donde critica la actitud de la UE hacia Ankara y deja claro que Europa debe aceptar que en el nuevo orden mundial Turquía, China y Rusia son actores a los que es imposible ignorar.
“Europa debería aceptar el hecho de que Turquía se ha convertido en la potencia dominante en el Mediterráneo Oriental. Tanto si les gusta como si no”, señala el político alemán de 77 años en su libro, escrito en colaboración con Gregor Schöllgen, profesor universitario de historia en Nueva York, Oxford y Londres, según detalla un artículo del diario turco Hürriyet.
En la obra se hace hincapié en la necesidad de un nuevo orden mundial, en el que Schröder adjudica un papel especialmente relevante a Turquía, China y Rusia. “Un nuevo orden mundial, que es necesario para nosotros, es la última oportunidad para Occidente. Turquía, China y Rusia son importantes actores en la política mundial. Occidente perderá si actúa con estos países con la mentalidad de la Guerra Fría”, advierte el antiguo líder del gobierno alemán.
Precisamente refiriéndose a las relaciones entre Turquía y la Unión Europea, Schröder critica en el libro lo que califica como “errores de los europeos”. “El contraste entre Turquía y Occidente es resultado de las políticas erróneas de la UE. Nosotros los europeos, y especialmente los alemanes, hemos mirado a este país (Turquía) y a sus ciudadanos de una forma humillante y presuntuosa”, reconoce.
“Ningún gobierno alemán desde 1963 ha sido sincero con Turquía”
No obstante el excanciller germano asegura que Alemania ha sido el único país que desde el inicio de las negociaciones con Ankara ha querido que Turquía sea parte de la Unión. “Desde el Acuerdo de Ankara de 1963, ningún otro país salvo Alemania mantuvo abierta una perspectiva de pertenencia de Turquía a la UE. Pero salvo durante la última etapa de la coalición del SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania) y Los Verdes, ninguno de esos gobiernos fue sincero (con Turquía”)”, señala Schröder.
Para este veterano político socialdemócrata, las “tácticas dilatorias” de Europa hacia la perspectiva de entrada de Turquía en la UE, son inadmisibles. “Pedir a Turquía que cumpla las condiciones para la liberalización de visado, y al mismo tiempo retrasar los avances importantes en las negociaciones de adhesión a la UE, equivale a decir (a Turquía) ‘No os queremos’ “.
“Si tú (Occidente) condenas a Turquía por su presencia y sus actividades militares en Siria, Libia y Nagorno-Karabaj, entonces no deberías pagar a Turquía para evitar que los migrantes que llegan desde zonas en conflicto entren en Europa. Esta política no concuerda con Occidente y sus virtudes, que proclama de cuando en cuando”, cuenta Schröder, quien apunta también a la falta de perspectiva de Europa sobre el nuevo papel de Turquía en la región.
“La época en que se hacía esperar a los políticos turcos en Berlín, se ha acabado”
“Pensar que un nuevo gobierno que llegue al poder tras Recep Tayyip Erdoğan revisará la política global del país y renunciará a ser una potencia en el Mediterráneo Oriental, es simplemente no saber distinguir la noche del día. Turquía no va a hacer esto” asegura el político alemán, que además añade que la guerra en Siria no puede resolverse si no es con la participación de Rusia y también de Turquía, que juega un papel clave.
“Al igual que los problemas en Ucrania no pueden resolverse sin Putin, es difícil poner fin a la crisis migratoria sin Erdoğan. La época en la que se hacía esperar a ministros y presidentes turcos en salas de espera de Bonn o de Berlín bajo circunstancias humillantes, se ha acabado”, alerta Schröder, recordando en este sentido cómo Erdoğan ni siquiera tembló ante las amenazas de Trump de “destruir la economía turca”, para lo que Schröder da varias razones.
“En primer lugar, el ejército de los Estados Unidos depende de las bases de İncirlik y Kürecik (en Turquía). En segundo lugar, Turquía posee en la actualidad una importante industria armamentística; producen y venden sus propios vehículos aéreos no tripulados. La industria armamentística de Ankara y la dependencia de algunos países de estas armas, hacen que Turquía se acerque a su objetivo de ser una potencia en el Mediterráneo Oriental”.
Ankara negoció la compra de un portaaviones a Reino Unido
Estos comentarios de Schröder sobre el creciente papel turco en el Mediterráneo Oriental se dan a conocer coincidiendo con la aparición en medios de informaciones que apuntan a que Turquía habría mantenido negociaciones con el gobierno británico en 2020 para la adquisición de un portaaviones (nuevo o usado), según señala la web independiente de noticias sobre Oriente Medio Middle East Eye.
La información, que cita dos fuentes anónimas muy cercanas a las negociaciones, afirma que las negociaciones entre Ankara y Londres versaron sobre la compra por parte de Turquía de un portaaviones de la clase Queen Elizabeth. “(Los británicos) ofrecieron vender el diseño de un portaaviones y proporcionar apoyo técnico durante su construcción en Turquía”, señala una de las fuentes.
Sin embargo las negociaciones no llegaron a buen puerto y finalmente Turquía desestimó la compra, según otra fuente: “Tras las consultas con el gobierno británico, Turquía decidió construir su propio portaaviones, en lugar de comprarlo”. Precisamente el mes pasado el presidente turco Tayyip Erdoğan anunció que gracias a su creciente industria naval bélica, Turquía se había convertido en uno de los 10 países del mundo que puede diseñar, construir y reparar sus propios barcos de guerra.
De hecho Turquía ya tiene en construcción su primer portaaviones propio, el TCG Anadolu, un buque de asalto anfibio de 232 metros de eslora inspirado en el portaaviones español Juan Carlos I que se espera esté listo este año, y tiene planes para construir una 2ª nave gemela, el TCG Trakya.
De esta forma Turquía se convertirá en uno de los 10 países del mundo en disponer de portaaviones en su flota, lo que contribuirá a reforzar notablemente su posición como potencia en el Mediterráneo Oriental. El ejército turco anunció también recientemente un plan para modernizar su flota de 160 cazas F-16 -que constituye el núcleo de sus fuerzas aéreas- tras su expulsión del programa F-35, y mientras desarrolla sus propios aviones de combate.
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