Dos ciudadanos turcos que habían sido detenidos el viernes por la policía israelí cuando intentaban entrar en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, han sido deportados por las autoridades de Israel, según informaron el lunes medios turcos.
De acuerdo a las informaciones proporcionadas por varios diarios de Turquía, dos ciudadanos turcos que estaban en posesión de un pasaporte de Bélgica y habían viajado desde este país a Jerusalén junto con un grupo de peregrinos turcos, identificados como Abdullah Kızılırmak y Mehmet Kargılı, habrían sido acusados de “resistencia a la detención” y “golpear a la policía israelí” tras ser detenidos el viernes.
Los dos fueron detenidos cuando intentaban entrar en el recinto sagrado durante las oraciones musulmanas del viernes, después de que la policía israelí les advirtiera que debían quitarse unas camisetas con la bandera de Turquía que vestían, a lo que ambos se negaron, lo que desató una discusión y un forcejeo durante el cual se produjeron los arrestos.
Un tercer ciudadano turco detenido posteriormente el viernes, identificado como Adem Koç, habría sido también acusado por las autoridades israelíes de “desórdenes públicos” y “participación en una manifestación ilegal” por tomar parte en unas protestas que se produjeron más tarde en la Ciudad Vieja contra la decisión de EE.UU. de reconocer a Jerusalén como la capital oficial de Israel.
Los tres turcos comparecieron el sábado ante un tribunal de paz israelí, que decretó su puesta en libertad bajo fianza. Una portavoz del Ministerio del Interior de Israel confirmó el lunes que Kızılırmak y Kargılı habían sido expulsados del país con una orden de deportación; según la prensa turca, ambos tomaron un avión de la compañía Turkish Airlines con destino a Estambul que tenía previsto llegar a las 18:30 hora local (16:30 CET) del lunes al aeropuerto internacional Atatürk.
Medios turcos indicaron que mientras que los dos deportados habían viajado a Jerusalén desde Bélgica con un visado de turista, Koç habría estado trabajando durante cuatro meses para una empresa de construcción turca que opera en Israel.
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