La policía de Estambul ha revelado nuevos y sorprendentes detalles sobre el crimen del periodista y disidente saudí Jamal Khashoggi, incluyendo los planes para asesinar a su novia o la forma de deshacerse del cuerpo, que posiblemente fue descuartizado y quemado en el consulado.
En su informe anual para 2018, la Dirección General de la Policía señala que el guardia que custodiaba la entrada al consulado pudo ser la clave para que Khashoggi se hubiese salvado, pero añade que podría haber provocado que la prometida del periodista, una ciudadana turca llamada Hatice Cengiz, hubiera corrido el mismo destino que su pareja.
“El guardia no mencionó a los saudíes del interior del consulado que Khashoggi tenía a alguien esperando por él fuera. Si lo hubiera hecho, había dos posibilidades”, explica el informe, dando a entender que en una de ellas posiblemente habrían ordenado a Cengiz que entrara en el edificio para matarla y eliminar así posibles “testigos” de la desaparición del periodista.
Por el contario, el guardia sí informó de forma inmediata a los responsables del consulado saudí de la llegada de Khashoggi, que entró el 2 de octubre en el edificio hasta que horas más tarde su novia denunció su desaparición a la policía al ver que no regresaba.
El documento policial también indica que el consulado de Arabia Saudí en Estambul tenía tres pozos, dos de ellos de agua y el otro un horno cilíndrico que funcionaba a base de gas natural o leña; dicho horno puede alcanzar fácilmente una temperatura de 1.000 grados centígrados, por lo que si se usó para eliminar pruebas del crimen pudo efectivamente haber borrado cualquier rastro de ADN, asegura la policía turca.
Otra revelación escalofriante del informe es que el grupo de sicarios enviados desde Arabia Saudí para matar a Khashoggi hizo tras el crimen un pedido para el consulado de 32 porciones de carne cruda a un conocido restaurante de la ciudad; posiblemente fue la excusa que usó el “escuadrón de la muerte” para simular una “barbacoa” en el jardín del consulado y quemar al menos parte del cuerpo de Khashoggi –previamente descuartizado- en el horno, o haciendo pasar los restos descuartizados de la víctima por carne envasada.
El hecho de que los forenses turcos encontraran restos de productos químicos utilizados en la escena del crimen es otra evidencia de que las autoridades saudíes hicieron todo lo posible para intentar encubrir el brutal asesinato, según subraya la policía turca.
También recuerda que las cámaras de seguridad de la calle captaron al grupo de sicarios saudíes abandonando el consulado tras la operación portando con dificultad unas maletas de viaje (que deberían de haber dejado en su hotel); sin embargo llevaban esas mismas maletas sin problemas cuando habían entrado horas antes en el edificio, antes de cometer el crimen.
La policía turca también descubrió que las cámaras del consulado saudí habían sido inutilizadas por el propio personal, dado que la empresa turca encargada de su mantenimiento no había recibido ninguna notificación al respecto.
“No hubo ningún informe de mal funcionamiento de las cámaras en 2018”, explica el informe policial, añadiendo que la última notificación del consulado sobre un problema técnico con alguna de sus cámaras se remontaba al 5 de julio de 2017.
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