Los restos de un antiguo salón imperial y unas termas pertenecientes a la época del dominio romano han sido descubiertos en la ciudad de İzmir (Esmirna) durante unas obras de construcción en la zona, según informaron medios turcos.
El increíble hallazgo se produjo en el distrito de Konak, en pleno centro de la ciudad –la tercera más grande de Turquía- durante los trabajos para edificar un bloque de oficinas, precisamente en el momento en que los obreros realizaban las excavaciones para colocar los cimientos del nuevo edificio, cuyas obras se han suspendido.
Tras una inspección llevada a cabo por expertos de la agencia local de protección del patrimonio cultural, éstos concluyeron que las ruinas pertenecían al período romano. Un comité de expertos deberá determinar ahora en un informe el estatus y la protección que recibirá los restos, si bien varias voces han pedido ya que las obras sean paralizadas definitivamente para poder preservar las ruinas.
İzmir: una ciudad con una historia milenaria
Esmirna –antiguamente llamada Smyrna- fue fundada en torno al año 3.000 antes de Cristo, aunque vivió su apogeo bajo el dominio de los jonios, tras la caída de la civilización micénica. Uno de sus personajes más ilustres es el poeta griego Homero, que nació en la ciudad en el siglo VIII a.C.
Arrasada por los persas en el siglo VI a.C., fue reconstruida en parte por Alejandro Magno, hasta que con la llegada de los romanos a Asia Menor pasó a estar bajo influencia de la República Romana.
Se da la circunstancia de que en el siglo I a.C. Esmirna se alió con el rey del Ponto Mitrídates VI en su guerra contra Roma, por lo que cuando el general romano Sila la conquistó, como castigo obligó a todos sus habitantes a desfilar desnudos en pleno invierno.
Esmirna gozó de gran prosperidad bajo el dominio romano, siendo una urbe con elegantes edificios y calles empedradas, y emperadores como Adriano (en el 124 d.C.) y posiblemente también Caracalla (en 214-215) no dudaron en escogerla como una de sus paradas en sus recorridos por el Imperio.
En el año 178 d.C. la ciudad sufrió uno de los peores desastres de su historia, cuando un devastador terremoto prácticamente arrasó hasta sus cimientos Esmirna; el nivel de destrucción fue tal que fue necesaria la ayuda de la misma Roma en su reconstrucción, gracias principalmente a los esfuerzos del emperador Marco Aurelio para erigirla de nuevo.
Con la llegada del cristianismo, Esmirna formó parte de las llamadas Siete Iglesias de Asia, y aparece de hecho nombrada en el llamado Apocalipsis de San Juan. Posteriormente se integraría en el Imperio Romano de Oriente, quedando bajo el gobierno de Constantinopla. La ciudad mantuvo su importancia como notable centro religioso, pero su tamaño fue reduciéndose en los siglos posteriores y nunca recuperaría el nivel alcanzado en tiempos del Imperio Romano.
A finales del siglo VII la ciudad cayó en poder de los árabes, que quisieron usarla como base desde la que lanzar el asedio a Constantinopla; si bien el dominio árabe fue breve y la ciudad fue pronto liberada por las tropas bizantinas, en 1084 fue capturada de nuevo por los turcos selyúcidas tras la aplastante derrota de los romanos bizantinos en la Batalla de Manzikert.
En el siglo XIII Esmirna cayó en manos de los Caballeros de San Juan cuando la propia Constantinopla fue capturada a traición por los cruzados en 1204, pero el Imperio de Nicea –surgido de los restos del Imperio Bizantino en Anatolia- pudo recuperarla poco después.
Finalmente en el año 1322 fue capturada por los turcos otomanos, que se la arrebatarían para siempre a los bizantinos, si bien la ciudad por su importancia pasaría aún por varias manos en el transcurso de las luchas en la región, incluyendo el Reino de Chipre, la República de Venecia, o incluso los Estados Pontificios.
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