Al menos 33 mujeres activistas fueron detenidas el miércoles durante una protesta en la capital de Turquía, Ankara, en la que las manifestantes pedían al gobierno que no se retirase del Convenio de Estambul contra la Violencia de Género.
Unas 70 activistas se congregaron en el céntrico distrito de Çankaya en Ankara convocadas por la Plataforma de Mujeres de Ankara para una protesta bajo el lema "El Convenio de Estambul salva vidas". La policía sin embargo intervino advirtiendo a las manifestantes que no podían ocupar la calle de forma ilegal y que debían realizar la protesta en el Parque Kurtuluş, tal y como se les había autorizado.
Finalmente los policías decidieron interrumpir la marcha cuando las activistas se negaron a trasladarse al lugar acordado e insistieron en continuar por el centro de la ciudad. Según informaron fuentes de seguridad, 33 de ellas fueron detenidas por resistencia a la autoridad, siendo puestas en libertad horas después tras prestar declaración en comisaría.
Grupos feministas y de defensa de los derechos de la mujer llevan tiempo denunciando los rumores insistentes sobre una posible retirada de Turquía del Convenio Europeo contra la Violencia de Género, también conocido como Convenio de Estambul por ser en esta ciudad turca donde se acordó, y que es el primer tratado de este tipo en todo el mundo para combatir la violencia contra la mujer.
Varios países, entre ellos Turquía, podrían abandonar el convenio
Paradójicamente Turquía, como país anfitrión, fue el primer país en ratificarlo en 2011; sin embargo recientemente voces dentro del gobierno y también desde algunos partidos como el MHP -aliado del partido mayoritario AKP- han expresado su desacuerdo con algunas cláusulas del convenio que, a su juicio, contradicen los valores de la sociedad turca y son aprovechadas por grupos LGBT para imponer su criterio.
Varios países europeos como Hungría o Eslovaquia han expresado también su rechazo por causas similares, y Polonia ya ha manifestado su intención de abandonar el convenio por los mismos motivos. El Consejo de Europa defiende el tratado asegurando que su "único objetivo" es combatir la violencia de género, y advirtiendo que abandonar el convenio supondría un gran paso atrás para frenar la violencia contra la mujer en Europa.
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