Efectivos de la policía especializados en la lucha antiterrorista detuvieron el martes durante una redada llevada a cabo en la provincia de Kayseri, en el centro de Turquía, a dos personas de origen iraquí que formaban parte de una célula durmiente del grupo terrorista autodenominado Estado Islámico, más conocido como Daesh.
Uno de los detenidos, Abdülhalık Kurdi de 47 años de edad, fue identificado por la policía como el exjefe militar del Daesh en la región de Sinjar, al norte de Irak. Considerado un experto en armamento pesado, Kurdi fue detenido en la operación junto con su hijo de 18 años Mehdi Kurdi, acusado de haber militado como combatiente en las filas del Daesh durante las luchas en torno a la localidad turcomana de Tal Afar, situada entre las ciudades de Sinjar y Mosul.
Ambos sospechosos habían huido de Irak tras la expulsión del Daesh durante la ofensiva del ejército iraquí contra el grupo, y hace un año había entrado de manera ilegal en Turquía, donde sobrevivían viviendo en una casa en ruinas y dedicándose a la recogida de chatarra. La policía turca cree no obstante que constituían una célula durmiente del Daesh en la provincia de Kayseri.
La región de Sinjar, al norte de Irak, ha estado habitada tradicionalmente por los yazidíes, una minoría religiosa de etnia kurda que combina elementos del zoroastrismo, el judaísmo, el cristianismo y el Islam.
Estrictamente endogámicos, los yazidíes sufrieron una brutal persecución a manos del Daesh cuando el grupo se apodero de todo el norte de Irak tras la derrota en 2014 de las fuerzas peshmerga en la región, masacrando a miles de ellos y esclavizando a las mujeres y a los niños por considerarlos herejes.
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