Un grupo de guardacostas turcos pudieron rescatar sanos y salvos en la madrugada del martes a un total de 18 refugiados que habían sido obligados por la Guardia Costera de Grecia a regresar a aguas territoriales turcas, una práctica ilegal pero muy habitual por parte de las autoridades griegas, que han sido denunciadas en numerosas ocasiones por malos tratos a los refugiados e incluso por tratar de hundir sus embarcaciones en el Egeo.
Según informaron medios turcos citando fuentes de la Comandancia de la Guardia Costera de Turquía, los 18 solicitantes de asilo fueron interceptados cuando se encontraban a la deriva frente a las costas del municipio de Datça, en la provincia turca Muğla, al sur de la costa del Mar Egeo.
Los refugiados, entre los que había mujeres y niños, procedían de Palestina, Siria e Irán, y recibieron asistencia médica de emergencia así como mantas y alimentos. Posteriormente fueron trasladados a un centro para migrantes de Muğla.
Horas antes, otro grupo de medio centenar de inmigrantes y refugiados de varias nacionalidades procedentes de la República Democrática del Congo, Siria, Gambia, Somalia, África Central, Túnez y Palestina, fueron interceptados también en aguas del Egeo frente a las costas del distrito de Dikili, en la provincia turca de İzmir, cuando intentaban llegar hasta la isla griega de Lesbos a bordo de un bote hinchable.
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