Comunicaciones de radio entre militantes del grupo terrorista Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) interceptadas por el ejército turco han permitido saber que dos facciones dentro de la organización se enzarzaron en un enfrentamiento armado, poniendo de manifiesto las divisiones en el seno del grupo, que ha perdido a cerca de 8.000 de sus militantes desde que en julio de 2015 rompiera la tregua anunciada dos años antes por su líder, Abdullah Öcalan.
Grabaciones de radio dadas a conocer por la Comandancia de la 3ª División en la provincia de Hakkari han revelado que unos 50 disparos fueron realizados por uno de los bandos al sur de la región de Tarzo Tepe, en el norte de Irak –donde el PKK tiene sus bases-, causando la muerte a varios miembros de la facción opuesta. Fuentes militares indicaron que los choques armados se desataron entre miembros veteranos del PKK y un grupo de militantes que recientemente se habían unido a la organización. Los enfrentamientos fueron confirmados también por fuentes locales en esta región de Irak.
“Hemos disparado a Ciwan y a otros cuatro más. El resto escapó al otro lado (de la frontera), y les estamos siguiendo”, podía escucharse en una de las conversaciones de radio interceptadas por los efectivos del ejército turco desplegados en la región, que tomaron medidas de precaución contra los militantes que –de acuerdo a las grabaciones- habrían huido hacia Turquía.
Las mismas fuentes indicaron que los enfrentamientos se habrían producido a raíz de que los militantes recién unidos a las filas del PKK hubieran sido obligados por los veteranos a combatir en primera línea de fuego.
Otras grabaciones de radio confirmarían no obstante que ésta no es la primera vez que se producen este tipo de enfrentamientos dentro del PKK, que atraviesa un momento especialmente difícil por la pérdida masiva de efectivos y las derrotas sucesivas ante las fuerzas de seguridad turcas desde 2015: mientras que ese año el PKK pudo reclutar a unos 4.000 nuevos jóvenes para unirse a las filas del grupo, en 2016 apenas ha podido reunir a unos pocos cientos de nuevos reclutas.
Sólo desde el pasado 24 de agosto y según datos proporcionados por las Fuerzas Armadas Turcas, 510 miembros del PKK han sido “neutralizados” –caídos en combate, heridos o rendidos- en operaciones de seguridad llevadas a cabo en zonas rurales de los distritos de Çukurca y Yüksekova, en la misma provincia de Hakkari, ubicada en el extremo sureste de Anatolia.
Tras el fracaso de su estrategia urbana por la que en 2015 intentó hacerse con el control efectivo de varias localidades del sureste de Turquía –donde la población es mayoritariamente de etnia kurda- , en los últimos tres meses las fuerzas de seguridad turcas han podido eliminar la presencia del PKK de zonas que hasta ahora eran consideradas impenetrables por el propio grupo armado. Las tensiones internas y la pérdida de terreno han llevado al PKK a recurrir a atentados indiscriminados principalmente en el sureste de Turquía, lo que ha terminado por hartar a la población local, que ha visto morir a decenas de víctimas civiles a causa de coches bomba.
En este mismo sentido, el lunes el ministro del Interior turco, Süleyman Soylu, prometía “un invierno difícil” para el PKK asegurando que la lucha contra la organización, tanto sobre el terreno como contra sus fuentes de financiación y contra quienes la apoyan, continuaría sin descanso.
“El invierno no será fácil para ellos. Les causaremos unas pérdidas tan grandes como no han visto hasta ahora, con todas nuestras fuerzas de seguridad. Nadie puede mencionar el nombre del PKK en este país. No tendremos piedad con nadie que haya estado ayudando o colaborando con el PKK”, dijo el ministro, después de que este mismo mes los líderes del partido nacionalista kurdo HDP y la alcaldesa de Diyarbakır –del mismo partido- fueran detenidos por negarse a testificar ante la fiscalía en una investigación por sus posibles vínculos con el PKK.
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