Las autoridades iraníes habrían rechazado la ayuda ofrecida por el gobierno israelí para asistir a las víctimas del terremoto de 7,3 grados en la escala Richter que el domingo sacudió la frontera entre Irán e Irak, dejando cientos de muertos y miles de heridos.
“Israel ha ofrecido asistencia humanitaria a las víctimas del terremoto en Irán e Irak”, anunció el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu el martes por la noche ante la Asamblea General de la Federación Judía de Norteamérica; sin embargo, fuentes del ejecutivo de Netanyahu citadas por medios israelíes aseguraron que el ofrecimiento del gobierno hebreo había sido rechazado rápidamente por Irán a través del Comité Internacional de la Cruz Roja, si bien por el momento Teherán no ha hecho aún ninguna declaración oficial a este respecto.
En 2003 Teherán ya rechazó otro ofrecimiento similar de ayuda hecho por Israel para ayudar a las víctimas de otro violento seísmo que azotó la ciudad de Bam, al sureste de Irán; un país que sigue sin reconocer al Estado de Israel.
El gobierno de Netanyahu ha clamado en repetidas ocasiones contra el creciente poder de Irán –incluyendo su capacidad nuclear- y su peligrosa influencia en Oriente Medio; de hecho Israel considera a Irán como uno de sus principales enemigos en la región por el apoyo que presta a grupos armados como Hezbolá en Líbano, o Hamás y la Yihad Islámica en Gaza.
El terremoto que sufrió el pasado domingo la región –el más fuerte de los últimos 400 años- ha causado según el último recuento de víctimas al menos 530 muertos y más de 7.400 heridos, la inmensa mayoría en Irán. El presidente iraní Hassan Rouhani aseguró el martes que su gobierno investigará a fondo los daños causados por el temblor en cientos de edificios construidos por el Estado, muchos de ellos bajo la administración de su predecesor en el cargo, Mahmud Ahmadineyad.
Durante el mandato de Admadineyad y bajo un plan de acción bautizado como Mehr (Bondad, en farsi), cerca de 2 millones de viviendas fueron construidas por todo Irán, incluyendo cientos de ellas en la ciudad de Sarpol-e Zahab, una ciudad de mayoría kurda en la provincia iraní de Kermanshah cercana a la frontera con Irak, que ha sido de las más afectadas por la última catástrofe. Muchos expertos aseguraron ya entonces del riesgo que suponía la baja calidad de los edificios construidos bajo aquel plan del gobierno.
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