Desde que Mustafa Kemal Atatürk fundara en 1923 la República de Turquía sobre las ruinas del moribundo Imperio Otomano, Turquía es un república laica con una democracia parlamentaria, un país moderno y occidentalizado que -en muchos aspectos- se adelantó a muchas naciones de su tiempo.
Aproximadamente un 3% del territorio de Turquía se encuentra en el continente europeo; el resto, separado por el Estrecho del Bósforo, abarca toda la península de Anatolia. Se trata de un país enorme que desde Edirne (en la frontera con Grecia) hasta la provincia de Hakkari (en el extremo sureste de Anatolia) mide cerca de 1.700 km.
Su geografía es muy diversa y abarca numerosos paisajes y climas: desde las mesetas de Anatolia Central hasta las cumbres del Monte Ararat, desde los verdes bosques y montañas del Mar Negro hasta las zonas semiáridas cercanas al desierto sirio, pasando por las cálidas playas del Mediterráneo y el Egeo.
Con más de 80 millones de habitantes, Turquía es el 18º país más poblado del mundo. La mayoría de su población profesa el Islam sunní, aunque existen numerosas minorías religiosas, principalmente cristianos ortodoxos, judíos y alevíes. No obstante los símbolos religiosos están prohíbidos en la vida pública, incluyendo la educación, la administración o el ejército.
Merced a una serie de reformas económicas, desde los años 90 y especialmente en la última década Turquía ha experimentado un crecimiento económico sin precedentes que la ha colocado en el puesto 17º de la economía mundial y con un ritmo de crecimiento a menudo sólo superado por China.
Uno de los principales atractivos que ofrece Turquía al visitante se basa precisamente en una combinación de todas estas características. Se trata de un país que permite al que lo visita saborear un poco de Oriente pero al mismo tiempo disfrutando de las comodidades, libertades y costumbres típicas de un país occidental.
Para más información: Turquía (Wikipedia)
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