Cómo utilizar el dinero, qué ropa usar, qué hotel contratar, cómo conseguir el visado, cómo desplazarse, qué beber y qué comer (y qué no), cómo comunicarse, consejos sobre seguridad, recomendaciones, cosas que nunca debemos hacer...
Antes del viaje
Dinero: dependiendo de los días que vayamos a estar y de nuestro presupuesto, conviene llevarse a Turquía cierta cantidad de dinero en mano para pequeños gastos (200-300 euros) que cambiaremos gratis allí en oficinas de cambio o döviz (nunca en el banco, donde nos cobrarán una comisión), y el resto de compras y pagos podemos hacerlas con tarjeta siempre que podamos (habiendo preguntado antes en nuestro banco si nos cobrarán comisión por usarla): muchas tarjetas no aplican comisiones por usarlas en pagos en el extranjero y en Turquía el uso de la tarjeta (incluyendo VISA, Mastercard, etc) está muy extendido; pero sacar dinero de un cajero extranjero siempre implica una comisión, y es caro.
Ropa: en muchas guías de viaje famosas sobre Turquía encontraremos sugerencias de gente que escribe que debemos cuidar la ropa que llevamos al país, que no podemos usar pantalones cortos, camisetas de tirantes, o ropa ajustada... Todo esto es falso. A Turquía se puede ir con la ropa que se quiera, incluyendo pantalones cortos, camisetas de tirantes o abiertas, y lo que se nos ocurra, siempre y cuando no vayamos a entrar en un templo religioso y considerando, claro está, cuánto queramos llamar la atención. Turquía no es Irán, y encontraremos gente y mujeres vistiendo desde ropas muy tradicionales hasta la última moda, especialmente en grandes urbes como Estambul. Aparte de eso, debemos comprobar el tiempo que hará en esas fechas y la región a la que viajaremos, ya que el clima varía notablemente de una estación y una región a otra. No es lo mismo viajar a Estambul, o al Mar Negro, que visitar el Egeo o recorrer el interior de Anatolia, y por supuesto las diferencias climáticas se acentúan entre estaciones en regiones como el Centro y Este de Anatolia, donde al calor tórrido del verano le sustituyen copiosas nevadas en invierno.
Hotel: la calidad de nuestro hotel dependerá de si el lugar donde vamos es muy o poco turístico -a menos frecuencia de turistas, menor calidad- pero también del alojamiento que escojamos, obviamente. Como regla general para Turquía, si queremos un hotel de calidad dos estrellas -según los estándares de España- deberemos buscar uno de tres, si queremos uno de tres estrellas, busquémoslo de cuatro, etc. Hoy en día Internet nos ofrece también la posibilidad no sólo de ver fotos del hotel, sus instalaciones y ubicación, sino también de conocer las opiniones de otros viajeros, que pueden sernos muy útiles. Una pensión (pansiyon) es una opción muy económica, pero a menudo ofrece un alojamiento de calidad muy pobre, así que salvo necesidad es mejor evitarla; por el contrario un Hotel Boutique (butik otel) es una opción muy recomendable si queremos un alojamiento de calidad a un precio razonable y con un servicio cercano y familiar, al estilo de una casa rural en España.
Al llegar
Hay que tener preparados 15 euros al llegar al Aeropuerto de Estambul (Atatürk Havaalani), ya que antes de recoger nuestras maletas deben comprobar y sellar nuestro pasaporte con el visado de turista, que habrá que pagar. Ahora existe también la opción, más cómoda, de obtenerlo por Internet y evitar la espera de colas para el visado al llegar al aeropuerto. Además desde abril de 2014 los ciudadanos de ciertos países sólo pueden obtener el visado para Turquía a través de Internet. Para más información y para conseguir el e-visado, hay que visitar la web www.evisa.gov.tr/es
Para los desplazamientos, debemos ser precavidos con los taxis. Pese a la puesta en marcha de importantes campañas y medidas legales para frenar esta práctica, aún existen taxis piratas y para un turista puede ser difícil identificarlos. Un taxi legal es amarillo y estará bien señalizado, y debemos pagar lo que marque el taxímetro, que en ciudades como Estambul tiene tarifa única tanto de día como de noche. Nada de regateos. Existen además webs donde podemos obtener previamente un precio estimado de nuestro trayecto en taxi, pero como regla general un trayecto de unos 5 kilómetros por Estambul en taxi nos costará unas 15 liras turcas.
Para moverse por Estambul lo mejor es el transporte público y más concretamente el tranvía o el metro. Los barcos que atraviesan el Bósforo (vapur) son también una muy buena opción para viajar entre puntos distantes o atravesar el Bósforo, son económicos y nos permiten hacer una bonita travesía por el Estrecho: en cada muelle se indica el nombre del destino del barco que atraca en él. Los taxis colectivos o dolmuş son también una opción económica si no nos importa viajar con más gente y hacer múltiples paradas.
Para viajar por Turquía o entre ciudades, la opción más económica y viable es el autobús. Prácticamente encontraremos un autobús o un minibús que va a cualquier parte que queramos por un precio realmente muy bajo comparado con España, lo cual casi hace ridícula la idea de alquilar un coche, especialmente teniendo en cuenta el elevado precio del combustible en Turquía o la locura del tráfico en las grandes ciudades, y muy especialmente en Estambul. Compañías como Kamilkoç o Nilüfer ofrecen un servicio de lujo con todas las comodidades por un precio muy bajo. En los últimos años Turquía ha comenzado también a desarrollar una amplia red de trenes de alta velocidad, que ofrecen un servicio rápido y cómodo por precios realmente competitivos.
La estancia
Es preferible no beber agua del grifo, incluso aunque nos digan que es potable. Beber siempre agua embotellada. Lo habitual en Turquía es beber agua embotellada, y aunque en los últimos años esto está cambiando, en muchas ciudades el agua del grifo sigue sin ser 100% potable. De esta forma nos evitamos enfermedades y problemas gástricos.
A la hora de comer, hay que huir -como para muchas otras cosas- de los sitios turísticos. Comer en Turquía, o incluso comprar, puede llegar a ser realmente tan barato como viajar, pero debemos ser cuidadosos y huir de zonas frecuentadas por turistas, porque pagaremos demasiado por algo que seguramente no sea tan bueno. Pagar 30 ó 40 euros por una comida para dos puede parecer un precio bueno según los estándares de España, pero es un despilfarro en Turquía salvo que vayamos a un restaurante de lujo, que no es nuestro objetivo. Cuidado también con las comidas muy especiadas, si tenemos el aparato digestivo delicado.
Una cosa que hay que tener en cuenta es que no es costumbre servir alcohol con la comida, sino ir a beberlo aparte en bares y establecimientos similares; pero esto puede indicarnos también si el sitio está destinado al turista y por tanto es demasiado caro: si nos ofrecen alcohol con el menú, o si éste aparece en otros idiomas, mejor buscar otro sitio porque puede que sea un lugar habitual del turismo y paguemos de más. En Estambul lugares como Sultanahmet o el Gran Bazar son poco recomendables para nuestros bolsillos a la hora tanto de comer como de comprar. Cuidado también con comprar alcohol en una tienda después de las diez de la noche, que es ilegal y puede meternos en un problema.
En cuanto al idioma, en grandes ciudades como Estambul podemos arreglárnoslas con el inglés e incluso habrá quien hable algo de español, aunque no debemos contar con ello. De cualquier forma aprenderse un puñado de palabras típicas de turco puede ser no sólo útil, sino hasta divertido.
Respecto a la seguridad, hay que decir que en general Turquía es un país muy seguro y siempre encontraremos a gente dispuesta a ayudarnos sin buscar nada a cambio. Esto no quiere decir que no podamos tener una mala experiencia o que no debamos tomar precauciones lógicas, especialmente en una gran ciudad como Estambul de más 15 millones de habitantes, evitando callejones oscuros y solitarios, exhibir dinero o joyas, etc. Aun así nos sorprenderá comprobar que incluso en las grandes urbes la sensación de seguridad es muy alta y nos sentiremos cómodos y tranquilos al andar por las calles.
Es muy importante durante nuestra estancia en Turquía respetar las costumbres, creencias y tradiciones locales, y muy especialmente guardar el respeto hacia la bandera nacional y Atatürk, considerado como padre de la patria y venerado como tal. Su efigie está presente en numerosas plazas y lugares públicos, y la legendaria amabilidad y hospitalidad de los turcos puede transformarse rápidamente en enfado si un "turista maleducado" tiene la ocurrencia de no guardar respeto hacia estos dos símbolos nacionales, que están protegidos además por leyes.
Por último, y no menos importante: mucho cuidado con la tentación de llevarnos restos, piedras u objetos que puedan tener algún valor arqueológico o se encuentren en lugares de interés histórico o natural. Esta práctica de llevarse "souvenirs" que llevan a cabo algunos turistas -y que pasa relativamente impune en otros países- no sólo supone un daño al patrimonio histórico y cultural del país, sino que además en Turquía está muy perseguida y se castiga incluso con la cárcel, lo que ya ha llevado a más de un viajero "avispado" a meterse en apuros.
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