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Al menos 40 civiles murieron, 11 de ellos niños, y otros 47 resultaron heridos el martes en la ciudad siria de Afrin, fronteriza con Turquía, después de que terroristas del YPG (la rama siria del PKK) hiciesen explotar un camión cargado de combustible en un mercado. El YPG fue expulsado de Afrin a principios de 2019 tras una operación del ejército turco, y desde entonces no ha cesado de cometer atentados en la zona matando a decenas de personas. Informes de inteligencia señalan que el grupo está pidiendo a sus militantes infectados con el coronavirus que actúen como terroristas suicidas.